Fue reirme apenas llegué al lugar. En la Plaza España esperaba Jose, en la puerta esperaba Lucas. Lucas compró su entrada a una chica cuya amiga no vendría. Llegaron los dos amigos de Jose y ya sumamos 5. Preguntaron al comprar la entrada si no venía con "consumisión". ¡Qué risas! Veía a la gente a la cara y me daba la impresión de que todo el mundo fuera gente conocida. Mi gran amigo Lucas y una amigo de Jose resultaron ser vecinos en Córdoba de la Nueva Andalucía. Vivían a 200 metros! Se sumó Richard, chaqueño que estudió en Córdoba donde vivió 8 años y que yo tomé por porteño porque hace mucho que vive en Buenos Aires, bueno, ahora Madrid.
Chema Forte, el corresponsal de Cadena 3 en España iba y venía frenéticamente, cubriendo el evento y ocupado con la retransmisión en vivo. La gente se sacaba fotos sin poder creerlo. Empezaron a sacar sus banderas, escudos de la ciudad, otras con nombres de barrios (San Vicente y Marqués de Sobremonte por mencionar algunos). Los cantitos también se empezaron a escuchar; cánticos que había olvidado y un día después ya no me acuerdo, pero que te ponen la piel de gallina con el sentimiento provincial y nacional.
Finalmente empezaron a cantar. Nos fuimos bien al medio porque, ya que estábamos, había que vivirlo auténticamente. Ya que estábamos en el baile, había que bailar. No me sabía muchas canciones, el grupo con el que estaba tampoco. Pero no hacía falta. Es más, la única letra completa que sabía era la que cantaron como tributo a Rodrigo! "Como le digo a mi mujer..." O tal vez lo imaginé... Era todo tan surrealista que parecía mentira.
Había gente que se encontraba por casualidad después de muchos años de no verse, otros haciendo las señas de los barrios de Córdoba, mandando mensajes a sus familiares y subiendo al escenario a saludar a los artissstas y sacarse fotos. Esto me sorpendió mucho. Otra gente los hubiera bajado de un tortazo porque estoy segura de que durante toda la noche subieron al menos una 300 (?) personas, una por una, dándoles un beso, un abrazo, tomándose una foto, dándole mensajes para leer por el micrófono, pidiéndoles autógrafos y filmando videos. Debo decir que ellos, con nada de soberbia y paciencia superlativa, aguantaron y siguieron cantando igual aunque casi no podían por momentos debido a las interrupciones.
En fin, bailamos y bailamos, tomamos cerveza, algo de fernet (lo siento, no me gusta nada!) y seguimos bailando. Todo esto entre las 9:45 y las 12:00 de la noche. Creo que fue una especie de despedida para mi amigo Lucas al final. Se vuelve a Argentina a fines de agosto y me pone triste porque lo voy a extrañar. Unos van, otros vienen y los demás se entretienen. Dividos estará en Madrid el 27 de septiembre. Habrá que ir?
